El reloj de una torre tarda quince segundos en dar las seis campanadas que indican las seis de la tarde.
¿Cuánto tiempo tardará en dar las 12?
Con una cuerda de 50 cm, un chaval compró una cierta cantidad de espárragos que ató con esa cuerda, por los que pagó 10€.
El problema de la semana pasada proponía encontrar maneras de llegar a mil utilizando 8 cifras iguales y las operaciones básicas entre ellas. Como siempre, el índice de participación es escaso, pero aquellos que entregan soluciones van acumulando puntos que luego vendrán bien para la nota del bloque. Así que os animo, de nuevo, a pensar y poner sobre papel las soluciones explicadas que vayáis encontrando a los desafíos semanales.
En la vida diaria empleamos a menudo expresiones como: “Imposible que ocurra”, “Probablemente lloverá”, “¡Qué casualidad!”, “Que tengas suerte”, …, referidas a situaciones en las que no sabemos de antemano qué va a suceder, situaciones cuyo resultados se deben al azar. Esta última unidad trata del azar y la probabilidad.
La probabilidad matemática tiene sus orígenes en los juegos de azar, principalmente los juegos con dados y cartas, muy populares desde tiempos antiguos. Aunque hay precedentes, se suele considerar que la correspondencia que mantuvieron Blaise Pascal y Pierre de Fermat durante 1654 a propósito de la preguntas que Antoine Gombaud, caballero de Méré, filósofo y literato que jugaba compulsivamente, planteó a Pascal sobre el reparto de apuestas, marca el comienzo del estudio “formal” de la probabilidad dentro de las Matemáticas.
En la actualidad, unida a la estadística, se emplea en numerosos estudios: primas de seguros, intención de voto, control de calidad, marketing, …
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